miércoles, 15 de octubre de 2008

Irene es mía

Hay promesas que no deberíamos hacer nunca y otras, que deberíamos haber hecho.Promesas que se rompen, promesas que se quedan olvidadas o promesas que simplemente, no nos da tiempo a cumplir. “Siempre tuya”. “Nunca te fallaré”. “Nos vemos”. “No te olvidaré”.

He prometido muchas cosas en mi vida. He prometido fidelidad, he prometido respeto, he prometido y he fallado, pero nunca he fallado a la única promesa verdadera que hay en este mundo, la de la empatía. Mientras yo viva, nunca caminarás solo. No, mientras yo me sienta igual no dejaré que estés vacío. No dejaré que se te escape la vida.

“Girl, you'll be a woman soon”. Al fin soy yo, soy la mujer libre, la mujer que recibía cariño pero estaba en un jaula de cristal por la que veía el mundo pero no podía tocarlo. Liberada de mi mente, liberada de mi cuerpo. Soy más mujer que nunca y por eso mismo, ahora puedo prometer. Porque de niña no se sabe lo que se dice, porque de niña sabía qué debía decir para contentar, qué debía prometer para que confiaran. Ahora sólo prometo las cosas que sé que voy a cumplir, al menos, hasta que la muerte me arranque de tu lado.

Ahora estoy feliz, realmente feliz. Estoy plena, estoy entera. He estado en la guerra, una guerra de cuatro años en la que todo valía. Perdí la última batalla, dejé que me ganara porque el trofeo era mi vida. Él me ha perdido y yo me he recuperado. Ahora soy mía, de nadie más. Por eso, puedo prometer y prometo.

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Imagen: Rapto de Proserpina, (de Bernini).

1 comentario:

Papeleria D+D dijo...

La empatía es la base de una sociedad moderna, competitiva y con futuro. Lamentablemente, eso no se da cita en casi ningún País, por lo que ya sabemos hacia donde vamos....(las cucarachas heredarán de la ameba).
"Nunca caminarás sólo..." lo mejor que puede pasarnos, y si no, pregúntaselo a los seguidores del Liverpool.

David JB.