jueves, 2 de octubre de 2008

Amaneciendo

A Ernesto
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El Coloso (1808-12). Francisco Goya


7 de diciembre de 1941. La Armada Imperial japonesa ataca a la flota del Pacífico de la Armada de los Estados Unidos (base naval de Pearl Harbor), provocando así la participación activa de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. El Almirante Isoruku Yamamoto al terminar el ataque dijo: “Hemos despertado a un gigante que estaba dormido”.

Hablando hoy con una amiga de mi estado nuevo, de lo mucho que he cambiado mi vida, de la libertad física y mental de la que gozo y de la mala sangre que he guardado dentro durante tanto tiempo, me ha dicho de pronto que le recordaba a la II G. M. y yo no lo he entendido hasta que me ha recordado las palabras de Yamamoto. Le he dicho en un momento de la conversación: “He vuelto”; ella ha reído porque me conoce desde hace demasiado tiempo y sabe que esa Irene que estaba enterrada era fuerte y poderosa, que esa Irene que se pasaba por la entrepierna los comentarios de los necios, las risas de las putas (que no prostitutas), los halagos de los que sólo quieren algo de ti... La Irene de las prisas por llegar a todos, la Irene de las mil fiestas, de los millones de planes, la Irene de las risas hasta el amanecer y los chupitos de tequila... La Irene de los besos, las ideas ingeniosas y el sentido del humor... Esa Irene estaba dormida, ha estado dormida y ahora ha despertado con ganas de reír hasta llorar, con ganas de viajar sin planear, aunque sea para dos días, da igual, el caso es hacer cosas, salir, salir, salir. Me han abierto la puerta de la jaula y he escapado volando.

Así que avisados quedáis, os guste o no, Irene ha despertado. Os vais a cagar pequeños.